Con los brotes y epidemias de enfermedades infecciosas, además de tomar medidas de salud pública para evitar la diseminación y tratar a los infectados, debe tenerse en cuenta que puede afectarse de manera importante la salud mental de la población, especialmente la de grupos vulnerables como quienes deben entrar en aislamiento y cuarentena, los niños, los ancianos, las personas con discapacidad, el personal de la salud que tiene contacto directo con los enfermos y las personas con trastornos mentales(1–3). Es común que las personas se sientan estresadas por el miedo de la enfermedad y la muerte de ellos mismos o sus seres queridos, preocupación por el trabajo y la posible disminución de sus ingresos económicos, temor a ser excluido, sentir incapacidad para proteger a sus seres queridos y el aburrimiento, la soledad y el desamparo si es necesario el aislamiento (3).
En anteriores epidemias se ha documentado un aumento en la incidencia de trastornos ansiosos, depresivos y relacionados con estrés en estos grupos, y recaídas en personas con antecedente de problemas relacionados con sustancias psicoactivas (4). De hecho, en este contexto, algunos países han desarrollado intervenciones de salud mental aplicables en todos los momentos de la epidemia para disminuir el impacto psicológico en los diferentes grupos y existen guías para el diseño de estos programas (3,5). En esta línea se dan las siguientes recomendaciones dirigidas a distintos grupos de la población:
- Es importante buscar información de fuentes confiables como las páginas web de universidades, el Ministerio de Salud o la Organización Mundial de la Salud. Se sabe que existe un peligro real, pero los rumores y la mala-información pueden incrementar el estrés de manera innecesaria.
- El tiempo que usted y su familia gasten obteniendo información sobre la epidemia debe limitarse. Por ejemplo, una o dos horas diarias. No pase todo el día buscando información porque se sabe que puede incrementar la ansiedad.
- Mantenga contacto con personas que estén aisladas por estar infectadas o en cuarentena usando el teléfono, mensajes de texto o en las redes sociales.
- Es posible que tenga que permanecer en su casa. Hay que comprender que es necesario para que todos estén más seguros y se pueden planear actividades que hagan más llevadera la situación. Por ejemplo, comprar previamente lo que se necesite para alimentarse, implementar nuevas rutinas con los hijos y la familia, hacer el trabajo desde la casa, llevar un estilo de vida saludable (dieta apropiada, ejercicio, suficientes horas de sueño) y mantener contacto social usando teléfono y redes sociales(6).
- Si vive con un adulto mayor o anciano que tenga problemas de memoria, debe darle información clara acerca de cómo reducir el riesgo en palabras que pueda entender. Repítale esta información todas las veces que sea necesario.
- Es normal sentirse triste, nervioso, preocupado o irritable durante momentos como estos. Trate de hablar con personas en quienes usted confíe y si siente que pierde el control de la situación, busque ayuda con profesionales de la salud mental como psicólogos o psiquiatras.
- No use tabaco, alcohol u otras drogas para enfrentar el estrés.
La cuarentena es la separación de las personas que han estado potencialmente expuestas a una enfermedad contagiosa para asegurarse de que se disminuya el riesgo de infectar a otros. Por otra parte, el aislamiento es separar de los demás a una persona que ya ha sido diagnosticada de una enfermedad contagiosa. En la práctica, estos términos se han usado de manera intercambiable(4). La cuarentena es especialmente estresante por el mayor riesgo de enfermedad y muerte, y el estigma del que son víctimas(3). En esta población particular, se ha recomendado que los trabajadores de la salud que tengan contacto con ellos estén entrenados en primeros auxilios psicológicos y sepan cuando debe buscarse la atención de profesionales de salud mental, preferiblemente por telesalud (2,3). Los mensajes dirigidos a esta población de personas en aislamiento y cuarentena son:
- Comprenda que su colaboración es muy importante para evitar que la epidemia se disemine. Al permanecer aislado se evita el contagio de la enfermedad a otras personas porque si una persona está infectada puede trasmitirla, aunque no haya desarrollado síntomas. Estamos realmente salvando vidas.
- Estar mucho tiempo encerrado puede producir malestar, pero aproveche para realizar actividades como leer, participar en juegos de mesa, hacer ejercicio, o lo que usted desee. Es bueno planear el día de forma que usted se sienta autónomo y tranquilo.
- Manténgase informado sobre la epidemia de fuentes que sean realmente confiables. No obstante, debe limitar el tiempo que usted y su familia gasten obteniendo información a máximo una o dos horas diarias. No pase todo el día buscando información porque se sabe que puede incrementar la ansiedad
- Si tiene dudas sobre su salud y las posibilidades de recuperación, pregunte al personal de salud cuando hable con él.
- Si tiene hijos y están con usted, es bueno seguir rutinas diarias en sueño, alimentación, estudio y juegos con ellos. Enséñeles cómo lavarse las manos y disminuir el riesgo mediante juegos y rimas. En estos tiempos difíciles los niños necesitan más amor y dedicación. Dependiendo de su edad, manifiésteles su amor, escuche sus preocupaciones y hábleles amablemente. Trate de mantener la calma delante de ellos y deles información clara y apropiada para su edad de lo que está pasando.
- Si tuvo que ser aislado de sus hijos, comprenda que se ha tratado en lo posible no separar las familias; si esto se hizo fue por la seguridad de ellos o suya. Manténgase en contacto con ellos por teléfono o redes sociales.
- Comuníquese telefónicamente, por whatsapp o redes sociales con sus familiares y amigos.
- Es normal que se sienta estresado en esta situación, pero si siente que está muy ansioso, nervioso o deprimido, busque ayuda en una persona en quien usted confíe de la comunidad o en personal de salud mental como psicólogos o psiquiatras. También debe buscar ayuda para los niños o los adultos mayores si nota que están muy deprimidos, nerviosos o si tienen cambios en su comportamiento.
Deben saber que es normal sentirse estresados en esta situación porque además de los factores que afectan a toda la población, los trabajadores de la salud tienen estos adicionales: estigmatización, las medidas de seguridad que requieren esfuerzo físico y dificultan dar consuelo a quien está enfermo, largas jornadas de trabajo, necesidad de mantenerse al día a medida que surge la información y miedo a trasmitir el virus a sus familiares y amigos(1,7). Se ha recomendado un seguimiento en salud mental de los trabajadores de la salud y empleados de funerarias durante y después de la epidemia(2). Las sugerencias para el personal de salud son(3):
- Es normal que usted se sienta estresado en una situación como esta. Algunos profesionales de la salud piensan que no están haciendo un trabajo suficientemente bueno y que los procedimientos que deben seguir son muy estrictos y eso los tensiona. Sentirse estresado no significa que usted no pueda hacer su trabajo o que sea débil.
- Manejar su estrés y bienestar psicológico es muy importante en estos momentos. Por eso debe cuidarse a sí mismo, descansando, haciendo pausas durante su trabajo y comiendo de manera saludable. Cuando no esté trabajando trate de tener actividad física y manténgase en contacto con su familia y amigos.
- Si está muy estresado, puede utilizar estrategias que ha usado en el pasado en otras situaciones difíciles. Sin embargo, evite usar alcohol, tabaco u otras drogas; a largo plazo, ellas pueden empeorar su salud física y mental.
- Si la gente lo ha aislado o estigmatizado porque saben que trabaja con enfermos del COVID-19, su situación puede ser más difícil. Por esto debe mantenerse en contacto con sus seres queridos por teléfono y medio digitales. Además, hable con sus colegas o jefes, que pueden estar sintiendo lo mismo que usted y le darán apoyo.
- No se sienta culpable o débil si siente que el estrés es abrumador, es común que ocurra en estas circunstancias. Puede buscar ayuda de profesionales de la salud mental, como psicólogos o psiquiatras, si siente que se ha vuelto más irritable, depresivo o ansioso; o si se siente cansado o con síntomas físicos inexplicables.
Las personas con trastornos mentales pueden presentar reagudización de síntomas y recurrencias por los factores estresantes propios de la epidemia que pueden afectarlos más que a otros individuos de la población general, como también por las alteraciones que se podrían producir en la atención en salud. Estas recomendaciones no van dirigidas directamente a ellos, sino al personal sanitario y a las instituciones que brindan tratamiento(3):
- Se deben tomar precauciones para asegurar que las personas con trastornos psiquiátricos continúen recibiendo atención en salud mental. Además, si son infectados deben recibir tratamiento con la misma calidad que las demás personas.
- Las instituciones de salud mental y los lugares residenciales para enfermos crónicos y farmacodependientes necesitan desarrollar procedimientos para minimizar el riesgo de infección por COVID-19 y protocolos de atención para los individuos que puedan infectarse.
- Se deben adaptar los servicios existentes de atención a las nuevas condiciones. Por ejemplo, a través de unidades móviles que visiten a los pacientes con trastornos mentales, no hacer terapias de grupo y, si se cierran servicios, permitir que personal entrenado utilice videollamadas y llamadas telefónicas.
- Identificar organizaciones que pueden ayudar a proveer apoyo en salud mental, como grupos sociales y religiosos.
1. Alsubaie S, Hani Temsah M, Al-Eyadhy AA, Gossady I, Hasan GM, Al-rabiaah A, et al. Middle East Respiratory Syndrome Coronavirus epidemic impact on healthcare workers’ risk perceptions, work and personal lives. J Infect Dev Ctries. 2019;13(10):920–6.
2. Wang C, Pan R, Wan X, Tan Y, Xu L, Ho CS, et al. Immediate Psychological Responses and Associated Factors during the Initial Stage of the 2019 Coronavirus Disease (COVID-19) Epidemic among the General Population in China. Int J Environ Res Public Health [Internet]. 2020;17(5). Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/32155789
3. Committee IS. Briefing note on addressing mental health and psychosocial aspects of Outbreak-. 2020;(Feb):1–20.
4. Brooks SK, Webster RK, Smith LE, Woodland L, Wessely S, Neil Greenberg Fm, et al. The psychological impact of quarantine and how to reduce it: Rapid review of the evidence. Lancet [Internet]. 2020;6736(20):912–20. Available from: https://ssrn.com/abstract=3532534
5. Zhang J, Wu W, Zhao X, Zhang W. Recommended psychological crisis intervention response to the 2019 novel coronavirus pneumonia outbreak in China: a model of West China Hospital. Precis Clin Med [Internet]. 2020;00(PG-):1–6. Available from: https://doi.org/10.1093/pcmedi/pbaa006 NS -
6. Colegio Oficial de Psicología de Madrid. Orientaciones para la gestión psicológica de la cuarentena por el coronavirus. 2020;
7. Matsuishi K, Kawazoe A, Imai H, Ito A, Mouri K, Kitamura N, et al. Psychological impact of the pandemic (H1N1) 2009 on general hospital workers in Kobe. Psychiatry Clin Neurosci. 2012;66(4):353–60.